sábado, 26 de febrero de 2011

Comentario del Pantócrator de San Clemente de Tahull

Cristo se encuentra sentado, rodeado por una mandorla decorada y un nimbo blanco, este Jesús nos mira de forma penetrante, mientras que con el brazo derecho nos bendice y en la mano izquierda sostiene el libro de la Ley. Cristo aquí no está solo, pues le acompañan cuatro ángeles que llevan los símbolos de los cuatro evangelios(tetramorfos) y dos serafines de seis alas.
La escena representada, de claro contenido religioso, aparece claramente diferencia en dos partes que se corresponden con dos elementos arquitectónicos. Cristo se encuentra sentado, rodeado por una mandorla decorada y un nimbo blanco, este Jesús nos mira de forma penetrante, mientras que con el brazo derecho nos bendice y en la mano izquierda sostiene el libro de la Ley. Cristo aquí no está solo, pues le acompañan cuatro ángeles que llevan los símbolos de los cuatro evangelios(tetramorfos) y dos serafines de seis alas. Ya en el muro aparecen representado dentro de una arquitectura fingida de arcos y columnas la Virgen acompañada de cinco Apóstoles.El tema principal lo constituye el Pantocrátor, siendo de un tamaño considerablemente mayor al resto de las figuras representadas. Aparece reprersentado Cristo sentado dentro de la mandorla o almendra mística o representación del universo, coronado por un nimbo cruciforme y vestido con una túnica gris y un manto azul. A ambos lados, dentro de la mandorla aparecen la primera y última letra del alfabeto griego, alfa y omega, en una nueva alusión a que Cristo es principio y fin de todas las cosas. Bajo los pies de Cristo, dentro de medallones como ya hemos mencionado aparecen el tetramorfos (el águila de San Juan, el león de San Marcos, el toro de San Lucas y el ángel de San Mateo). En el muro la Virgen sostiene un cáliz del que se observa que salen rayos y que simboliza la sangre derramada por Cristo.

En la técnica pictórica domina en toda la composición el dibujo a base de líneas gruesas que definen las diferentes formas mientras que los colores se aplican planos, sin gradación de manera que para las sombras se aplican líneas paralelas de un color más oscuro. Igualmente toda la pintura carece de perspectiva de manera que el fondo sobre el que se sitúa Cristo aparece dividido en tres franjas horizontales negro, amarillo y azul representando el firmamento, la tierra y el mar. Los rostros son inexpresivos de grandes ojos almendrados y en un intento de darles volumen, el pintor le ha aplicado unos círculos rojos en las mejillas.
Las figuras del muro inferior aparecen yuxtapuestas, hieráticas y mirando al frente sin existir comunicación alguna entre ellas. Domina todo el conjunto la grandiosidad intemporal y hay una clara simbología en la distribución de los temas de manera que la bóveda representa el universo en el que reina Cristo (el pantocrátor) mientras que los apóstoles y la Virgen simbolizan la Iglesia mientras que el nexo de unión entre ambos serían los evangelios donde queda constancia escrita de la labor redentora de Cristo.
Hay que ver por lo tanto en esta obra no un mero interés decorativo sino una clara intencionalidad didáctica y aleccionadora sobre los fieles.
 

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